Focusing o Enfoque Corporal

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«Dentro de cada ser humano hay alguien que quiere vivir».

Eugene Gendlin

Focusing o Enfoque Corporal es un proceso a través del cual se establece contacto con una clase especial de conocimiento consciente, interno y corporal, o con lo que Eugene Gendlin denomina sensación-sentida (felt-sense). En esta sensación-sentida descubrimos que el cuerpo (sentido desde dentro) sabe muchas más cosas acerca de nosotros y sobre lo que necesitamos para avanzar, que la propia mente. Al reivindicar esta sabiduría corporal permitimos que la mente descubra aquello que el cuerpo ya sabe.

El focusing es un proceso mediante el cual revalorizamos y dignificamos a ‘ese alguien que quiere vivir‘ que ya existe dentro de cada uno de nosotros, despejando del camino aquellos obstáculos que impiden que esas experiencias vitales sean escuchadas y expresadas con libertad.

La sensación-sentida es un sentimiento o sensación global, borrosa y ambigua corporalmente vivenciada, que el individuo conscientemente reconoce que se está formando en ese momento. Es decir, no es algo que simplemente está ahí ya dado, sino que está en proceso de formarse y definirse. Es la consciencia corporal o el aura psíquica que rodea todo acerca de algo o alguien (no son los detalles, las características, ni los distintos elementos aislados que están asociados a eso).

Por ejemplo, cuando pensamos en alguien, posiblemente se despierte internamente una sensación difusa y global respecto a esta persona, más alla de las características y datos que conocemos y reunimos sobre esta persona. Requiere tiempo para que se forme, y al no ser una experiencia mental suele ser difícil nombrarla. Integra 3 componentes:

  1. Fisiológico: sensación real localizada en alguna parte del cuerpo.
  2. Afectivo: tiene cierta tonalidad, sentimiento, pero no puede reducirse a ello.
  3. Filosófico: contiene el significado implícito de nuestras acciones, aunque aún no develado (significado-corporal). Si bien es una sensación llena de sentido, aún no se precisa cuál es.

En relación a la sensación-sentida hay 2 descubrimientos:

  1. La consciencia corporal es un instrumento valioso que ayuda a direccionar y alcanzar las metas personales del individuo. La simbolización congruente de lo implícito no garantiza la felicidad, pero sí es un fuerte agente de autopropulsión que nos invita a ‘un hacer fundamentado en lo profundo’.
  2. Al enfocar debidamente la sensación sentida, se produce un cambio corporal que es experimentado en forma de liberación o alivio corporal, incluso cuando aquello que se enfoca tiene una connotación negativa. Esto se debe por un lado, a que se ha podido hacer consciente algo que estaba escondido en el cuerpo, y por otro, a que se ha podido localizar una sensación difusa que antes abarcaba todo el cuerpo.

Técnica de Focusing o Enfoque Corporal

Eugene Gendlin, con la idea de sensibilizar y de hacer accesible a otros dicho proceso, propuso una técnica compuesta de 6 pasos. A medida que se dominan estos 6 movimientos, la experiencia del proceso de enfocar será menos mecánica, incluso siendo muchas veces innecesario atravesar todos los pasos o seguirlos en ese estricto orden. Antes de comenzar a enfocar es importante conseguir un momento y lugar para estar en silencio un rato. Preferiblemente un lugar desconocido o poco frecuentado, de manera que no esté tan contaminado  con el modo habitual que tiene uno de estar y sentirse. Procurar la mayor comodidad física posible para reducir así al máximo los distractores durante el enfoque.

1. Despejar un Espacio: el primer movimiento permite producir un medio positivo para que los otros movimientos puedan tener lugar. Consiste en abrir un espacio para que la persona pueda encontrar sitio y estar cómodamente, al mismo tiempo que recibe y acepta todos aquellos asuntos o problemas que estén dentro de sí en ese momento. Es encontrar la distancia adecuada entre la persona y sus problemas, de manera que éstos no estén demasiado cerca como para tragar a la persona, ni demasiado lejos como para no ser reconocidos por ésta.

Se pueden formular varias preguntas o frases para facilitar el despeje del espacio, pero siempre siendo fundamental que sea el cuerpo el que conteste y no las palabras. Escuchar lo que venga sin adentrarse en ello, y manteniendo una actitud de acogida amigable a todo lo que aparezca (una actitud hostil es aquella que rechaza o se adelanta a interpretar algunas respuestas corporales o todas ellas antes de ser oídas/sentidas). Puede ser que aparezca una o varias cosas. Colocarlas a una distancia cómoda. Preguntas o frases que pueden facilitar el despejar un espacio:

  • ¿Cómo me siento? ¿Por qué no me siento estupendamente ahora?
  • Proponerle al cuerpo que todo está perfectamente bien en su vida y esperar a que el cuerpo responda; por lo general alguna molestia aparece.
  • ¿Qué cualidad está siempre ahí, también ahora, que se interpone entre tú y el sentirte bien?

Luego de que afloren el o los asuntos, pedir que se pongan a una distancia cómoda, que se amontonen delante para observarlos a una distancia apropiada, o hacer un inventario de todo eso que viene. Preguntar: Excepto esto, ¿todo está bien? y ¿Has conseguido separarte de tus asuntos para observarlos? ¿Has logrado reconocer los asuntos o problemas de ahora al mismo tiempo que permaneces contigo mismo(a)?

2. Formar la Sensación Sentida:en este paso se invita al cuerpo a que elija alguno de esos asuntos; sin dejarse invadir por dicho problema y manteniendo esa distancia adecuada, se le puede preguntar al cuerpo: ¿cómo se siente todo eso? ¿cómo vive en este momento la totalidad de ese asunto? En este movimiento el punto central está en sentir la totalidad del problema.

Es probable que la mente se entrometa con palabras, teorías y análisis para describir o explicar dicho asunto (ruido posiblemente ya conocido cuando se trata de un problema que lleva tiempo), bloqueando así el propio sentir. Cuando esto suceda, despedir con amabilidad y respeto a eso que aparece, reconociendo que eso está también ahí, pero sin engancharte con ello. Es posible preguntar en este caso ¿cómo vivo (siento) yo ahora este asunto? ¿cómo me siento al ser alguien con este problema?

Es importante distinguir entre aquello a lo que atender y aquello a lo que ignorar. No es el ruido ni el discurso habitual que hay en relación a ese asunto; no son las distintas aristas o detalles sobre el problema. Es importante procurar tomar distancia de estas cosas aisladas y focalizar más bien la sensación global borrosa que despierta todo eso en la persona. Cuando aparezca, invitar a permanecer con dicha sensación un rato, sin adelantarse ni tratando de buscar palabras para ello aún. ¿Cómo dar con la sensación sentida?:

  • Una vez ubicado un asunto, decir amablemente: “Me siento bien acerca de todo esto”; “todo este asunto está solucionado”. Dejar que el cuerpo responda a estas afirmaciones con la sensación sentida.
  • Empezar con una imagen: imaginar que el problema es una pintura o gran mural del cual hay que tomar distancia para poder apreciarlo. Retírate para verlo y experimenta la sensación sentida que despierta en ti.
  • Cuando aparezcan palabras, si bien podemos tratar de apartarlas amablemente, a veces es difícil. En este caso, ensanchar el campo; dirigirte a todo eso que se despierta, incluyendo las palabras, y preguntar ¿cómo se siente esto en su totalidad?
  • Cuando aparezcan palabra y sensación juntas, repetir la palabra de manera amable y no impositivamente, de manera que el cuerpo responda. O también preguntar por esa palabra-sensación: ¿Cómo es ese miedo? ¿cómo lo vive tu cuerpo ahora? ¿Dónde está? En este caso se procede a la inversa. En lugar de ir desde la sensación sentida (sensación amplia, totalizadora que suele englobar a las emociones) –> al núcleo –> al símbolo (palabra o imagen), en este caso se parte de una palabra o etiqueta –> al núcleo –> a la sensación sentida.
  • Cuando uno o la persona que estemos acompañando esté bloqueada, se puede intentar enfocar la ausencia de sentir, el vacío, el mismo miedo a enfocar, o lo que sea que esté bloqueando la posibilidad de enfocar otro asunto, sin forzar nada.
  • Si vienen demasiadas sensaciones, dejar que el cuerpo elija una y enfocarla. Si esto resulta difícil, también es posible enfocar la sensación que envuelve a TODO eso. ¿Cómo es estar con todo eso?

3. Encontrar un Asidero: preguntar por la cualidad de la sensación-sentida; que la misma sensación-sentida se dé un nombre, frase, metáfora o imagen. ¿Cómo se siente todo eso? Permítete estar ahí (pausar.) Observa si aflora alguna palabra o imagen que encaje con todo eso.

Este es el corazón de la sensación. Evitar siempre el forzar las palabras. Procurar que aquello que venga sea validado por el mismo cuerpo. Puede que lleve un rato ir tanteando lo que va viniendo. El asidero es aquella palabra o imagen a partir de la cual empiezas a sentir un ligero cambio en el cuerpo y la sensación sentida, como si se aligerara todo ese sentir.

4. Resonar entre Sí el Asidero y la Sensación-Sentida:consiste en cotejar la correspondencia entre la sensación-sentida y el asidero. ¿Está bien esto? Repetir a modo no categórico la palabra/imagen, procurando (o invitando a) siempre permanecer con la sensación-sentida. Recordar que el foco no deja de ser la sensación-sentida; si ésta desaparece y sólo queda la palabra, hay que tratar de reconectar con la sensación-sentida de ahora, sea la misma de antes u otra. Esa correspondencia entre la sensación y la palabra/imagen se experimenta por lo general como un alivio, como un ‘click’. La mejor manera para saber si el asidero es coherente con la sensación sentida y no con otro cosa, es cuando se produce ese cambio corporal en forma de alivio o distensión.

5. Preguntar: sin desconectar de la sensación-sentida, preguntar por lo que es (preguntas de clarificación): ¿Qué es lo que hace de todo este problema algo tan (asidero)? ¿Qué hay en esta sensación?, ¿Qué es lo peor de asidero? ¿Qué hace (o te invita a hacer) esa cualidad señalada o representada en la totalidad de este asunto? ¿Qué es lo peor de esto? ¿Qué es lo que da más (asidero) en todo esto?

Tratar de formular preguntas abiertas (no reducir el margen de opciones desde donde el cuerpo puede responder; abrir y confiar en él).

También hacer preguntas de avance: ¿Que hace falta para que todo esté bien en todo esto? ¿A qué te invita todo esto?

Como siempre, aproximarse a la sensación-sentida con amabilidad y sin presionar por respuestas. Esperar a que se produzca el cambio corporal. Si luego de un minuto no se produce cambio, retirarse agradecidamente con aquello que sí apareció, y volver en otro momento.

6. Recibiendo: procurar una actitud de bienvenida y aceptación a todo lo que viene. No hace falta estar de acuerdo o conforme con todo lo que viene, pero sí suele ayudar recibirlo agradecidamente por muy pequeño o trivial que parezca. Por lo general, al acoger y aceptar un cambio, otro cambio aparece. Venga lo que venga acogerlo con agradecimiento, guardarlo y saber que se puede volver en otro momento si se quiere.

Si no se logra conseguir un cambio corporal (por lo general esto ocurre entre el 3er y 5to movimiento) se puede intentar invertir el proceso preguntándole primero a esa sensación-sentida ¿Cómo se sentiría si de alguna manera esta dificultad estuviera completamente resuelta? Permítete vivenciar esa sensación de estar bien. Que sea una sensación-sentida y no una fantasía de una posible solución. Luego, decirse a uno mismo “Yo puedo sentirme así todo el tiempo” y esperar a que el cuerpo responda. Si dentro de ti aparece un no, pregunta a ese algo ¿Qué es lo que lo impide? o ¿Qué hay en el camino? Al partir de la solución es posible adentrarse en aquello que se interpone entre el asunto y ese posible resultado deseado.

Si bien Gendlin propuso la técnica de focusing o enfoque corporal como una manera de sensibilizar a las personas con su propia experiencia organísmica, también nos recordó siempre que el proceso experiencial no se reduce a una mera fórmula ni a un conjunto de pasos secuenciales.

El cambio no consiste en seguir una serie de pasos. La verdadera transformacion radica en el mismo proceso de enfocar, de conectar con la sensación sentida, y con ello, de sentirnos más vivos y en contacto con aspectos de nosotros mismos que hasta el momento no habían sido integrados ni reconocidos como propios.